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La anemia es la disminución del número de glóbulos rojos y de la hemoglobina por debajo de los valores normales, que son las moléculas involucradas en el transporte de oxígeno en el organismo
Existen anemias leves que se descubren en análisis de sangre de rutina y que no producen síntomas perceptibles, y otras anemias que pueden comprometer de manera importante la actividad diaria e incluso poner en riesgo la vida del paciente.
Una anemia puede reconocerse por los síntomas que produce y por la alteración de algunos exámenes como el hemograma
Los síntomas de la anemia dependen de su intensidad, y de qué tan rápido evoluciona.
Una anemia que se desarrolla rápidamente (Anemia aguda) presenta síntomas mucho más intensos que una anemia que se desarrolla lentamente (Anemia crónica), ya que esta última le permite al organismo adaptarse a la disminución de glóbulos rojos y hemoglobina
Los síntomas y signos más comunes que puede causar la anemia son palidez (pérdida de color de la piel o las mucosas), astenia (cansancio crónico), adinamia (debilidad muscular con fatiga), palpitaciones (sensación de que el corazón se acelera, late fuerte, sufre arritmia o se saltea latidos) y disnea (dificultad respiratoria o falta de aire)
Existen también otros síntomas menos comunes como taquicardia, dispepsia, disfagia, anorexia, diarrea, parestesias, depresión, trastornos del ánimo, dolores de cabeza, entre otros
Para saber si existe o no anemia, es indispensable conocer los valores hematológicos, esto se pueden conocer a través de la realización de un hemograma.
El Dr. Eduardo Maddaleno Director Médico de CLINI nos comenta “A grandes rasgos, las anemias se pueden dividir en centrales, cuando existe un problema en los mecanismos para producir glóbulos rojos en la médula ósea, o periféricas cuando el glóbulo rojo se destruye o se pierde, para precisar el diagnóstico y clasificación exacta del tipo de Anemia es necesario una detallada historia clínica y la realización de exámenes de laboratorio”
Dentro de los tipos de anemia más comunes encontramos:
La ferropenia (deficiencia de hierro) es la causa más frecuente de anemia. No todos los enfermos con ferropenia llegan a desarrollar anemia, considerándose que hasta el 20% de las mujeres y el 50% de las embarazadas la pueden presentar.
Las causas de la anemia ferropénica incluyen:
1) Disminución de aporte de hierro: dieta inadecuada.
2) Disminución de absorción de hierro: cirugía gástrica, o enfermedades crónicas como la enfermedad celíaca.
3) Incremento de pérdidas de hierro, debido a pérdidas de sangre: gastrointestinal con sangrado crónico (es la causa más frecuente en los hombres). Menstruación y algunas patologías ginecológicas (es la causa más habitual en las mujeres).
Entre las alteraciones de laboratorio se encuentran: disminución de sideremia, incremento de la concentración de transferrina del suero (también denominada capacidad ligadora de hierro) y disminución de la saturación de transferrina, además de una disminución de la ferritina sérica. Alteraciones que indican una disminución en las reservas de hierro
Puede haber también descenso del número de leucocitos e incremento de plaquetas
Puedes aumentar el consumo de alimentos que contengan hierro para prevenir la anemia, los siguientes son algunos alimentos ricos en hierro:
Tu cuerpo absorbe más hierro de la carne que de otras fuentes. Si eliges no comer carne, es posible que necesites aumentar el consumo de alimentos vegetales ricos en hierro para absorber la misma cantidad de hierro que alguien que come carne, y podría ser necesario medir tus niveles de hierro y vitamina B12 con mayor frecuencia
Administración de suplementos de hierro oral en forma de sal ferrosa (para facilitar su absorción)
Esta administración de hierro debe mantenerse hasta que los depósitos de hierro se recuperen, que ocurre de 3 a 6 meses después de corregir la anemia. El tratamiento con hierro oral puede producir molestias gástricas.
La normalización de la hemoglobina suele aparecer hacia los dos meses de tratamiento
En casos excepcionales es precisa la administración de hierro parenteral, en forma de complejo dextrano-hierro, administrado intramuscular o intravenoso.
Son indicaciones del tratamiento parenteral, la intolerancia oral al hierro, la ausencia de absorción oral, la pérdida del hierro a velocidad superior a la reposición por vía oral o la enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad celíaca
Te invitamos a agendar una atención en nuestro servicio de Telemedicina, y luego según la indicación de tu médico, realizar los exámenes de control que podrían incluir hemograma, cinética de fierro (Sideremia, Ferritina, Transferrina, Capacidad de fijación de la transferrina, Saturación de Transferrina), vitamina B12 entre otros, para determinar el tratamiento de la anemia necesario de acuerdo a los resultados
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Válido para personas 18 a 60 años
